jueves, 3 de abril de 2014

Patios de Cal y Tiempo





CARPETA DE GRABADOS


 Presentación en Arcos de la Frontera, con el título “Patios de cal y tiempo” y un texto original del Poeta Pedro Sevilla.

    Consta de cuatro grabados realizados al aguafuerte, complementado con agua-tinta al azúcar y ruleta, sobre plancha de cobre. La serie es de noventa y cinco ejemplares más ocho pruebas de artista.

     El tema está dedicado a los patios de Arcos de la Frontera, son patios de vecinos llenos de flores y vida entre el blanco de la cal y reflejos de la luz; donde se respira paz con olor a jazmín.





PATIOS DE CAL Y TIEMPO


"La Carta" 25x33
El andaluz, como el griego, ama la luz. La luz es la caricia del universo y al andaluz le gusta sentirse acariciado por el sol, embriagarse con la lucidez de las claridades. Por eso vive en la calle. Ama las plazas abiertas, los horizontes amplios. Y ama los patios, esos espacios abiertos en el centro de las casas donde entra el sol al mediodía o la joyería del cielo nocturno, plagado de astros.

El patio andaluz es el reino de las aspidistras, de los rojos geranios asediados de pasionales avispas, del pozo de panza honda y oscura donde el agua duerme a la espera del cubo que la convierta en plata con la luz. El patio es una arcada por la que trepan las enredaderas y donde las golondrinas vuelven para anidar cada primavera.

"Larga Espera" 25x33

Todos los que hemos tenido un patio, los que hemos crecido en un patio, sabemos los misterios de la cal, que es blanca, sí, pero que puede adquirir multitud de tonos según la luz del sol, la estación del año, la graduación de los recuerdos. La cal es un sacramento blanco que a los niños se nos administraba en el patio de nuestras casas junto con la merienda.

Mocitas leyendo las cartas de sus novios, mujeres espulgando a los niños mientras esperan las cartas del marido emigrando, viejas zurciendo ropa negra y cantando romances , niños soñando o escudriñando hormigas, viejos fumando y viendo pasar las tardes, forman el paisaje humano de los patios de nuestra infancia, ese mundo sin tiempo donde la luz era rotunda, inamovible, eterna, todo lo contrario de ahora, que parece que la luz nos huye, y con ella el tiempo.

"El Paso de las Horas" 25x33
Y de cal y tiempo, osea, de sacramento y luz, nos llenan el corazón estos grabados del pintor Guerra Calle, que con hondo trazo recupera aquel tiempo y lo eterniza. Patrimonio de la pintura, y de la poesía, es recuperar el tiempo perdido, hacerlo volver en un alejandrino o en un escorzo. 

     Guerra Calle, poeta de los pinceles, anda siempre retornando a sus orígenes, que es la manera más revolucionaria de afrontar la creación; anda retornando a la luz de su infancia entre flores y manos de mujer, entre campesinos y horizontes y ahora nos devuelve, inmarcesible y nítida, la luz de aquellos patios donde aprendió los misterios blancos de la luz y del tiempo.

Estos grabados, que antes que nada son trozos de memoria, son la recreación pura - recrear no es copiar, sino volver a crear – de un mundo fabuloso hecho de soles y de estrellas que han pasado, pero que Guerra Calle salva en sus pinceles y nos lo ofrece como un ramo de colores, como un pergamino auténtico donde la luz da fe de una cal de siglos, de un tiempo transcendido, eternizado que juega al ajedrez en blancas y negras solerías de un patio.


"Patio de Luz" 25x33








2 comentarios:

  1. Anónimo16:02

    "Patios de Cal y Tiempo" me recuerda a mi abuela granadina que vivió en una casa árabe donde el patio es igual a tus pinturas y grabados.
    Has captado el aroma, la intimidad y la frescura del tiempo. Un beso.

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    1. Muchas gracias por tus comentarios, me animan a seguir! Un saludo

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