domingo, 24 de febrero de 2013

Emoción de la Tierra, emoción de Hombre (2)

     Algo hay en estas superficies con vocación mural, que nos lleva a evocar las grutas prehistóricas, allí donde al lado de bisontes dela pintura rupestre del paleolítico superior se hallaron esculturas femeninas de desmesurada rotundidad formal. Es la materia densa, envolvente y abrupta la uqe se transforma para ceñir contornos y volúmenes corpóreos. La figura: Hombre o mujer, recupera su multimilenario pasado bao un nuevo contesto en el que se nos muestra la potencialidad anímica y vital en aras de una virtualidad plástica y pictórica.

      El arte figurativo afectado por la contemporaneidad de la materia y del color, en la tensión de sus ritmos sometidos a trayectorias envolventes en las que a veces se halla atrapado el pincel y de las que sale victorioso en fuga de color chorreante.





     Imposible resulta estableces la linea divisoria entre abstracción y figuración. Una y otra sirven para abocetar un arquetipo mutado en ideal, como sucede en esos rostros de niño o de mujer, donde el color pinta en azules la ternura y la materia se hace velo transparente.

     La pintura de Guerra Calle se inscribe en la línea de un expresionismo que patetiza trazos y tintes. Queda bien alejada, sin embargo, del dramatismo o  la fiereza porque es tierna y vibrante, terrible y al mismo tiempo candorosa su osadía cromática. Rojos, azules, amarillos y blancos, o verdes e incluso negros son portadores de gozosa energía en paisajes que amenazan con proyectar fuerza y color más allá de la superficie misma del lienzo.

     El bodegón ha sido junto con el paisaje, el tema preferido de las experiencias artísticas del siglo. En lo bodegones del pintor agrupaciones formales y nucleos compositivos se enfatizan, una vez mas, pro medio de la materia y del color que son valores preeminentes.

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